La poca capacitación que tienen los conductores es una de las causas principales de los accidentes de tránsito y de las muertes que este fenómeno provoca. Así lo afirmó Horacio Botta Bernaus, un abogado especialista en seguridad vial, que aconsejó dejar de lado la discusión sobre si se trata de «accidentes» o de «siniestros», a la vez que sugirió poner énfasis en las causas de esos hechos.
En su opinión aumentar el monto de las multas de tránsito o poner más agentes de tránsito en las calles, es una «solución rápida» que no ataca el origen del problema.
Convocado por Prevención ART, el especialista visitó La Pampa para brindar charlas sobre seguridad en el tránsito en el marco de las Primeras Jornadas Norpatagónicas para Conductores de Ambulancias que se desarrolló entre miércoles y jueves en nuestra provincia. Aprovechando su visita a la provincia, el especialista también brindó charlas a estudiantes de nivel secundario.
En una extensa entrevista con Radio Noticias, Botta Bernaus comentó que su primer libro se llamó «Delitos de tránsito», un título que inducía a muchas personas a suponer que refería a hechos como robos de estéreos o de ruedas de auxilio. «Acá el problema no es cómo lo llamemos sino ver qué entendemos por esa palabra, y que entendamos básicamente que los accidentes de tránsito pueden ser prevenidos y pueden ser evitados», sostuvo.
«Llámele como quiera -acotó-, no nos pongamos a discutir filosóficamente o lingüísticamente porque yo también podría decirle que ‘siniestro’ tampoco es una palabra afortunada para describir este tipo de cosas. Salvo que le pongamos un sentido negativo, que lo tiene pero no hace falta reforzarlo con la palabra».
«Si sabemos que todos los accidentes podrían haberse evitado, eso ya para la sociedad debería ser el motivo para cambiar las actitudes, y que los accidentes no nacen de un repollo sino de conductas y comportamientos, muchos de ellos por desconocimiento, otros por abuso de confianza, y otros, que son los mínimos, por acciones deliberadas. Creo que esa es la forma de hablar sobre este problema», subrayó.
El especialista consideró que los argentinos «tenemos poca capacitación» para conducir vehículos y que acciones como aumentar las penas y multas de tránsito, poner más policías o agentes en las calles, son «salidas rápidas» al intento de mejorar la seguridad vial pero que en la práctica no conducen a ese fin.
«La seguridad vial tiene que ver con otra cosa bien distinta, que es capacitar y formar al ciudadano para que sepa entender los riesgos viales y se prepare para ellos de la mejor manera posible», sostuvo Botta Bernaus.
«La seguridad vial sin enseñar ni anticiparse a los riesgos, no existe. La seguridad vial es eso: yo tengo que ver el riesgo y a partir de ver el riesgo, saber cuál es la forma de neutralizarlo o atenuarlo. Por eso discuto: el concepto de que la inseguridad vial es un problema que se lo debemos atribuir exclusivamente al ciudadano, esa es la forma más fácil de ver el problema».
A su entender, «es muy fácil buscar culpables en los accidentes» cuando lo que se debe buscar «son las causas» de esos hechos. «Cuando busco las causas, puedo prevenir el próximo accidente. Cuando busco culpables, termino contento cuando condenan a otro. La Justicia se encarga de eso, pero la sociedad tiene que buscar causas, tiene que analizar».
Botta Bernaus contó que en una de las charlas en La Pampa, destinadas a personas adultas cuyo trabajo es precisamente manejar vehículos de emergencias, preguntó a sus oyentes cuántos de ellos habían manejado habiendo consumido alcohol, y sobre unas 100 personas, 96 dijeron que sí. En cambio, un estudio entre jóvenes determinó que solo el 33 por ciento de ellos habían conducido un auto bajo efectos del alcohol. «A veces estigmatizamos ciertos grupos pero no analizamos qué es lo que podemos hacer», reflexionó.
Los jóvenes al ser conscientes de los riesgos cambian de actitud y preguntan tres cosas: «qué tengo que hacer, por qué y para qué», aseguró. Los adultos en cambio, son más reacios a ello.
Para Botta Bernaus, el mal estado de las rutas no es la principal causa de los accidentes viales, de la misma manera que una mejoría en la infraestructura no va a garantizar un descenso en el número de hechos y de víctimas.
«Normalmente, un accidente no es por culpa exclusiva de las rutas», afirmó. «Si tengo una ruta destruida y un auto a 120 kilómetros por hora; una curva peligrosa y un colectivo que la toma a 100 km/hora… entonces siempre hay una conducta humana que termina siendo determinante», remarcó.
Aunque reconoció que mejores rutas generarían menos situaciones de peligro, aclaró que la relación no es directa. Puso como ejemplo la autopista Rosario-Córdoba, un camino con una alta tasa de siniestralidad, antes de ser autopista, y ahora.
«Cuando una persona se siente más segura, como ocurre en una autopista, amplía su admisión de riesgo, es decir, aumenta su riesgo. Terminó una forma de accidente trágico, que era el frontal, y empezaron a aparecer despistes con consecuencias graves, choques por alcanzar al camión que iba a menos velocidad de la que tenía que ir», detalló.
«Con esto quiero decir es que la infraestructura puede ser la mejor, pero si no cambiamos la formación y no cambiamos la forma de preparar a los conductores para este nuevo tránsito, que es cada vez más complejo, más difícil, donde ahora le agregamos un actor que genera mucha polémica, que es la moto, y si queremos solucionarlo, tenemos que conocerlo un poquito más. Tenemos que ir, investigar, buscar causas, y dejar muchos prejuicios, porque el tránsito está lleno de prejuicios y a veces esos prejuicios nos exacerban».
En el caso de las motocicletas, indicó el entrevistado, su masificación ha elevado enormemente los números de muertes en la ciudad: entre el 50 y el 70 por ciento de los accidentes fatales en ámbitos urbanos, son motociclistas.
Aunque hay una responsabilidad central de las personas en cambiar de actitud, Botta Bernaus reiteró que el Estado tiene un rol preponderante. «El Estado es como el padre de familia, el que marca el norte, el que primero tiene que permitirse discutir las medidas», aconsejó, insistiendo que la seguridad vial «es un problema cada vez más complejo» pero que se aborda «con menos profesionalismo», en el que muchas personas opinan sin tener un conocimiento previo, y sin preocuparse por adquirirlo.
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