La industria automotriz de los eléctricos elimina puestos de trabajo

El sector automovilístico se enfrenta a una transformación y exigencia tecnológica que le ha explotado de lleno en sus proyecciones: llegar al auto eléctrico.

Por regulaciones medio ambientales, eficiencia tecnológica o exigencias de nuevos consumidores, los motores de combustión están llegando a su fin.

El cambio en las industrias motiva grandes cambios, hace falta más tecnología (robotización) y se requieren menos empleos. Varias empresas ven en 2020 un año bisagra entre la preferencia por los autos impulsados a batería y se desviven por ampliar su oferta, bajando costos y tratando de lograr un producto seductor para los milenials o centenials que no ven a los coches como una aspiración prioritaria.

Según datos de Ford, fabricar un coche eléctrico es menos complejo que un coche diesel o de gasolina, requiere menos partes, menos trabajadores y menos proveedores. Se calcula que aproximadamente un 30% menos de horas de trabajo y un 50% menos espacio en la fábrica. Unos datos que coinciden con lo expresado en público por parte de ejecutivos de otros fabricantes como Nissan, BMW o Mercedes.

La consultora AlixPartners establece en 400.000 millones de dólares el gasto que las compañías realizarán durante los próximos cinco años para adaptar sus factorías, formar a la plantilla e importar los nuevos componentes para la fabricación de coches eléctricos y autónomos. Pero, según la consultora, más allá del gasto en la transición eléctrica, los fabricantes de coches deberán enfrentarse a otros desafíos: las compañías se verán obligadas a importar las baterías, lo que supondrá aumentar la dependencia de proveedores externos y pese al posible éxito del coche eléctrico, las ventas automovilísticas tampoco experimentarían un gran crecimiento a consecuencia del coche compartido y la incertidumbre económica global.

La electrificación de los vehículos es un dilema que tiene en vilo a la industria, como bien refleja Carlos Tavares, presidente de PSA y también de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA): “Si los fabricantes de automóviles europeos no venden suficientes vehículos eléctricos acabarán arruinados con multas. Esto nos obliga a reservar volúmenes significativos de baterías con los proveedores asiáticos, que nos esperan con una gran sonrisa”. Una transición que según el directivo pone “en peligro los empleos de 13 millones de personas en Europa”.

Tesla es una de las compañías que se encuentra en situación delicada, pese a ser uno de los mayores productores a nivel mundial de coches eléctricos. En junio de 2018, Elon Musk anunció despidos del 9% de la plantilla para reducir costos y mejorar su rentabilidad. Unas 4.000 personas que fueron despedidas para “acelerar la transición del mundo a energías limpias y sostenibles”, según explicaba Musk.

Pero no pareció ser suficiente, ya que en enero de este año anunciaba otra ronda de despidos con cerca del 7% de la plantilla, para reducir la cantidad de empleados de Tesla a unos 38.000 trabajadores, de un total de 46.000 hace algo más de un año.

“Tesla necesita hacer estos recortes además de incrementar la tasa de producción del Model 3 y de hacer muchas mejoras de la ingeniería de fabricación en los próximos meses”, argumentaba el CEO de Tesla.

No son los únicos. General Motors también anunció meses atrás una importante reestructuración, con el cierre de cinco plantas en Norte América y el despido de 15.000 empleados. La promesa fue centrarse en el desarrollo de coches eléctricos, dejando de fabricar hasta seis modelos: los Cadillac XTS y CT6, Buick LaCrosse y Chevy Impala, Cruze y el popular Chevy Volt. Según la compañía, con estos movimientos buscaban reducir costes por 4.500 millones de dólares.

Daimler espera que en 2025 los eléctricos supongan entre un 15 y un 25% de sus ventas totales. Pero la matriz Mercedes-Benz y smart entre otras anunciaba recortes de 10.000 empleos en todo el mundo hasta finales de 2022 con el objetivo de “reducir costes tras la fuerte inversión realizada en el coche eléctrico”. El fabricante alemán lo calificaba como “la mayor transformación de la historia” en el sector. Según sus cálculos, prevén ahorrar hasta 1.400 millones de euros en personal, un 3% del total de la plantilla según los datos de Reuters, que calcula el número de empleados de Daimler en 304.680. Volkswagen anunció su transformación digital dando por hecho que resultará en la pérdida de entre 5.000 y 7.000 empleos para 2023. “La realidad es que fabricar un automóvil eléctrico implica un 30 % menos de recursos que uno con motor de combustión interna. Eso significa que tendremos que hacer recortes de empleos”, explicaba Herbert Diess, CEO de Volkswagen.

En total, la marca alemana prevé una reducción del gasto de personal en un 15% para intentar mejorar su rendimiento competitivo en un 6% en 2022. Una transformación de la industria que podría costar a las empresas alemanas un total de unos 100.000 millones de euros, según Diess.

El Grupo PSA (Peugeot, Citroën, Opel, entre otras) se encuentra inmerso en pleno proceso de electrificación y de hecho, en 2020 todas sus fábricas en España producirán coches 100% eléctricos. El objetivo de la compañía es que en 2025, todos sus modelos sean eléctricos. También se entiende que la fusión con Fiat Chrysler le facilitará la adopción de nueva tecnología.

En Argentina, la industria sin dudas afectada por la situación económica, ha anunciado unas 3000 suspensiones y unos 3500 despidos solo este año, después de varios años de recortes. En México – también impactado por la caída de las ventas – General Motors ha anunciado el despido de 1000 trabajadores, sólo en la ciudad de Puebla Audio y Volkswagen redujeron el 10 por ciento de su personal en el último año.

La española SEAT ha suspendido unos 7000 trabajadores en Barcelona debido al freno de la producción que experimenta por un proveedor en problemas.

En definitiva las razones de los miles de despedidos en la industria automotriz mundial son múltiples. Por un lado hay razones productivas como la robotización, la industria es la que lidera a nivel mundial la incorporación de robots.

Según la International Federation of Robotics el sector lidera la incorporación de robots con el 30 por ciento del total mundial. Por otro lado, sin dudas el cambio de paradigma energético afecta las formas de producción y las plantas están repensando sus esquemas de producción. Por otro lado también hay un impacto decisivo en términos culturales, de no ver al automóvil como un producto indispensable.

Un dato fundamental es el costo del auto eléctrico que no logra entusiasmar a los consumidores, hoy en Latinoamérica un vehículo eléctrico supera los 30.000 dólares. Como diferenciación los fabricantes destacan que el riesgo y gastos en desperfectos son mucho menor y así también se estima que la vida útil (sin menos partes mecánicas) se alargará y que por lo tanto su costo es amortizable con su mayor duración.

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