El 11 de marzo de 2020 la OMS declaró que el COVID-19 es una pandemia Mundial, acontecimiento que obligo mantener a millones de personas dentro de sus casas, sin posibilidades de movilización debido al surgimiento de restricciones al transito y fomento del aislamiento.
En consecuencia, el uso de medios de transporte y la capacidad de movilidad de los ciudadanos se ha visto fuertemente afectada, al estar en presencia de la obligatoriedad de tramitar permisos de circulación y de la extralimitada accesibilidad a los medios de transporte público.
El transporte de miles de trabajadores en las grandes urbes como Buenos Aires, es considerado el ámbito de mayor propagación del virus.
Establecida la cuarentena desde el 20 de marzo en el AMBA y su caída de la demanda de viajes en transporte público, la sociedad se ha visto obligada a utilizar medios alternos de transporte como: bicicletas (no compartidas), monopatines, y autos propios con las limitaciones de circulación preexistentes.
En el caso del uso de las bicicletas y monopatines, estos han contribuido al desarrollo de la movilidad sostenible, si se quiere ver de forma positiva y a su vez, han permitido que pueda mantenerse el distanciamiento social al movilizarse. Se convierte entonces el uso de la bicicleta una necesidad, y no solo un objeto de ocio, recreativo o deportivo.
Según una encuesta realizada por la Secretaría de Transporte y Obras Públicas de la Ciudad los viajes en bicicleta crecieron hasta un 114 por ciento respecto al año pasado.
El crecimiento se ha detenido estos meses ante el cierre de la mitad de las estaciones de recambio que hay en la ciudad. Los usuarios aumentan pero la oferta ha disminuido.
Mientras tanto surge la necesidad de hacer modificaciones en la seguridad vial que permitan transmitir a la sociedad la conciencia de un ‘’uso responsable’’ de las bicicletas y/o monopatines. Los ciclistas, deben cumplir ciertas normas de tránsito para poder circular con seguridad; deberán usar cascos, ir por la derecha según el sentido del tránsito, no ir por las veredas y hacerse visibles con una luz blanca (adelante) y otra roja titilante (atrás).
Las bicicletas son un vehículo más, y su uso debe respetarse para mantener el orden y la seguridad de todos.
Es necesario, que se genere un aumento de las ciclovías y trabajar con una visión de compromiso y movilidad integral para desarrollar una mayor seguridad de desplazamiento y evitar posibles siniestros viales.
Por Andrea Ramírez Briceño
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