Una personalidad agresiva, el estado emocional y otros factores llevan a descargar la ira en el tránsito mediante insultos, gestos y maniobras apremiantes que pueden causar siniestros
Las reacciones extremas de violencia que se viven con mayor frecuencia en el tránsito y entre los conductores, demuestran que el eje de convivir en la vía pública está desapareciendo.
“Todo el proceso de la conducción, mientras el que maneja atiende selectivamente a la situación del tránsito, la manera en que la percibe, el modo en que interpreta y juzga los hechos, hasta cuando decide cómo actuar y actúa, se encuentran influidos por su personalidad, el estado emocional, la autoconfianza, las preocupaciones, sus actitudes frente al riesgo, etcétera. Una personalidad agresiva o violenta se encontrará más propensa a perder el control de sus impulsos ante situaciones viales que entienda que lo perjudican y son culpa de otra persona”, comentó la psicóloga y directora de Investigación y Educación Vial de Luchemos por la Vida, María Cristina Isoba, y aclaró que muchas personas sufren de problemas con el control de sus impulsos en diferentes grados: “En la conducción se los identifica, por ejemplo, cuando rápidamente resa ponden con gritos, insultos o gestos soeces ante alguien que los molesta u obstruye sus movimientos; le “pegan” el auto al que los precede si no le deja el paso o acelera; que toca bocina ante la mínima demora en arrancar con luz verde. Pero, el problema puede escalar si esa persona agresiva se encuentra con alguien como él, o con quien se encuentre muy estresado y no pueda controlarse frente al agresor y le responda”.
Desde el Departamento de Educación Vial del Automóvil Club Argentino, la licenciada Graciela Valles, analista senior, explicó que “el 85% de los siniestros son ocasionados por el factor humano y de ese porcentaje ponden con gritos, insultos o gestos soeces ante alguien que los molesta u obstruye sus movimientos; le “pegan” el auto al que los precede si no le deja el paso o acelera; que toca bocina ante la mínima demora en arrancar con luz verde. Pero, el problema puede escalar si esa persona agresiva se encuentra con alguien como él, o con quien se encuentre muy estresado y no pueda controlarse frente al agresor y le responda”.
Desde el Departamento de Educación Vial del Automóvil Club Argentino, la licenciada Graciela Valles, analista senior, explicó que “el 85% de los siniestros son ocasionados por el factor humano y de ese porcentaje Geller, especializado en Derecho del Seguro y Daños, afirmó que el factor humano es el primer elemento que interviene en la producción de un accidente, al ser la persona la que toma las decisiones sobre el movimiento del vehículo y destacó: “el comportamiento de los usuarios es la causa más directa de los accidentes de tránsito; la aptitud para conducir es fruto del aprendizaje, un proceso complejo que abarca un tiempo largo. La conducción agresiva genera una situación de peligro físico y psicológico para el otro participante, la violencia vial es una forma extrema de manejo que implica la intención deliberada de causar lesiones o incluso la muerte”.
Por su parte, Gustavo Brambati, subgerente de Seguridad Vial de Cesvi Argentina advirtió que el temperamento o la violencia influye y mucho en los siniestros viales, ya que “cambia el proceso de atención por parte del conductor agredido; una situación de violencia o agresión bloquea los mecanismos normales de control del conductor; de tener una atención dividida en varias situaciones del entorno, pasa a tener una atención muy concentrada en la situación de violencia que acaba de experimentar”. Un estudio sociocultural sobre percepciones, creencias y actitudes de la población argentina en torno a al tránsito y la conducción realizado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) en 2017 con personas de más de 16 años, demostró respecto de la percepción que es la “ley de la selva” y acerca de cómo se conduce, las palabras más representativas fueron: “mal”, “pésimo”, “un desastre”, “de manera imprudente”, “egoísta”, “con soberbia”, “prepotencia”, “acelerados”, “alterados”, “irresponsablemente”, “transgrediendo” y “sin respeto”.
Ante un diagnóstico de anomia, caos, individualismo y agresión, se refleja en la conducción un fuerte componente cultural como causa de conductas egoístas y una tendencia a priorizar la propia necesidad individual, y no considerar a los otros. Así, según los agentes de tránsito, los siniestros “se producen más por la actitud con la que se conduce (negación del riesgo acompañado de un sentimiento de omnipotencia e individualismo), que por una falta de conocimiento de las normas”.
Estados alterados El estudio suma como influencia los cambios que viven las ciudades por el aumento del parque automotor, los continuos cortes de calles y protestas sociales sin previo aviso, junto con el cambio de humor de los ciudadanos, que se han tornado en seres violentos e impredecibles ante situaciones de estrés.
En Cesvi Argentina trabajan sobre estudios vinculados a generar una atención concentrada y el impacto que tiene sobre una maniobra de precisión, en las que un 90% de los conductores cometen errores.
“La mayoría son pérdidas de precisión en las maniobras de la prueba, pero también se observaron pérdidas del contexto, del entorno o cambios abruptos en los estilos de manejo (va mucho más rápido o más despacio). En las encuestas, por ejemplo, el 40% de los conductores manifiesta tener conductas agresivas, la mayoría mediante comentarios internos a otros ocupantes del vehículo, respecto de la actitud del otro conductor (48%), pero un 8% reconoce haber llegado a la agresión física”, aportó Brambati.
En tanto, en una encuesta de Luchemos por la vida entre conductores de vehículos de ambos sexos, el 53% reconoció que insultaba y/o gesticulaba a otro conductor que lo molestaba con sus maniobras; el 42% devolvía las agresiones verbales- gestuales que recibía y el 9% de los conductores varones alguna vez se había trenzado físicamente en una pelea por el tránsito.
Ante los datos y la realidad, la disposición 384/2020 impulsada por la ANSV, le da la potestad para la suspensión provisional de la Licencia de Conducir de aquellos conductores que presenten algún tipo de alteración de su aptitud para conducir, entrañando un grave peligro para la seguridad vial o per judicando notoriamente el interés público comprometido. “Cuando se detecta un conductor haciendo una maniobra imprudente; con una conducta temeraria o poniendo en riesgo su vida o la de terceros (por ejemplo, en una picada); que esté alcoholizado y haciendo maniobras en zigzag; que sea violento y en un hecho vial lo resuelva mediante la fuerza física: en todos estos casos y otros se considera que la persona no está apta para conducir y estar detrás de un volante.
En un principio se lo inhabilita, se habla con la jurisdicción y en el 90% de los casos a las 24 horas queda totalmente inhabilitado (el restante 10% como máximo en dos días). Esa persona no puede seguir circulando y tiene que volver a presentar un examen para demostrar su aptitud al volante. Manejar no es un derecho, sino una responsabilidad y conlleva obligaciones y hay que respetar las normas”, señalaron desde la ANSV.
“En este tipo de comportamientos, lamentablemente cada vez más frecuentes, no resultan justificables las acciones agresivas contra las personas o las cosas: deben ser sancionadas sin importar en un principio la causa que las hubiera originado.
Debemos ser conscientes que estamos cometiendo un delito; vivimos en un estado de derecho, la justicia por mano propia es reprochable.
Este tipo de comportamientos solo promueven más violencia. Un incidente en el tránsito no nos habilita a tener reacciones desmedidas que percontribuyan a aumentar los accidentes y ponen en riesgo la integridad de las personas”, aclaró Geller.
Analizar y actuar Las situaciones violentas en el tránsito se dan en cualquier lugar. Sin embargo, en las grandes ciudades, donde hay más población y zonas urbanas, el contexto es más favorable para la manifestación de la agresividad, por la multiplicidad de situaciones. De hecho, hay estudios que manifiestan que el rango etario más intempestivo es el que va desde los 15 a los 34 años.
En rutas o autopistas estas actitudes pueden ser muy peligrosas, igual que en zonas con alta densidad comercial. “Buenos Aires y Santa Fe son claramente las dos provincias con mayor cantidad de accidentes fatales. Santiago del Estero y La Rioja detentan el mayor índice de muertes en accidentes considerando su población, le siguen Catamarca, Jujuy, Santa Cruz, Misiones y Corrientes.
Las provincias con menor peligrosidad vial son Buenos Aires (a pesar de su alto número en las encuestas de accidentes fatales), Córdoba y Tierra del Fuego”, aportó Geller.
Los actos son el reflejo de cómo están las personas; por esto, Valles explicó que una situación que haya ocasionado nerviosismo negativo o positivo, previa a la conducción, puede afectar en gran medida en el tipo de reacciones a la hora de manejar.
“El individuo debe tener conciencia que manejar una máquina requiere del máximo de atención y equilibrio emocional, solo siendo consciente de ello podría, por su seguridad, evitar o si fuera posible posponer la conducción del vehículo, aunque sea por unos minutos”.
Isoba destacó que los últimos incrementos de reportes públicos de siniestros de tránsito con agresiones parecen indicar un aumento de la agresividad al volante, que puede tener varias razones. “Una, el aumento del estrés en los conductores por la extraordinaria crisis e incertidumbre provocados por la pandemia de Covid-19 y sus secuelas a nivel personal y económicas. Además, durante meses los controles de tránsito para la seguridad vial se redujeron o interrumpieron: esto generó en la población una sensación de anarquía, impunidad e indefensión que estimula el hacer justicia por mano propia. Algo que los violentos despliegan con facilidad en diferentes ámbitos”.
Tuve un mal día Si la excusa para la violencia se escuda tras la frase “tuve un mal día”, “para la persona agredida dentro del contexto vial esta disculpa habitualmente no se da en el momento de la agresión. Como toda situación psiquiátrica, existen tratamientos para atenuar estas conductas y tests que intentan detectar estas personalidades antes de habilitarlos para el manejo; por lo general, estas terapias y pruebas son muy requeridas en el ámbito privado antes de asignarle un vehículo a un empleado. Pero lamentablemente en términos generales, son muy pocas las administraciones municipales que toman este tema con protagonismo”, afirmó Brambati, de Seguridad Vial de Cesvi Argentina.
“La violencia como método de solución de conflictos personales solo resulta efectiva cuando no intervienen a tiempo los mecanismos de seguridad.
El individuo queda expuesto a la voluntad de un inadaptado cuando el sistema no le brinda la protección necesaria para vivir en sociedad.
El violento no procura solamente conseguir un objetivo, lo impone por la fuerza. El error es aceptar que esto pueda ser posible; debemos contar con la asistencia estatal para que no nos ocurra”, explicó Geller.
“Como se ha dicho que la calle es una selva –continuó–, en la que evidentemente la violencia es la forma de imponerse a los demás, está en nosotros que eso cambie. Sería un buen comienzo considerar a los otros tan valiosos como a nosotros mismos y dirimir cualquier dificultad en la justicia”, señaló.
En el tránsito hay indicadores que nos exponen a los conductores agresivos, son los que: conducen muy por encima del límite de velocidad; cambian repentinamente de dirección o carril; realiza acciones intimidantes (reducir mucho la distancia entre los vehículos, tocar bocina, meter la trompa, hacer gestos o insultar); atacar físicamente con el auto u otros elementos y circular por las banquinas, entre otras actitudes Aprender a conducir con respeto Cuando un instructor capacita a los alumnos, va observando las reacciones, temores y dificultades que presentan éstos en el aprendizaje. A veces, algunos denotan cierto aspecto competitivo. Esto puede convertirse en agresión para con los demás y se puede intuir que se está ante un potencial conductor violento.
Si durante el aprendizaje la persona demuestra rasgos de impaciencia e intolerancia, se acentuarán a medida que adquiera más práctica, transformándose en un conductor irascible.
La capacitación consiste en concientizar al futuro conductor; hacerle entender que las conductas violentas sólo generan más violencia y en muchos casos accidentes lamentables.
Les recomendamos que, si están bajo una situación de estrés o muy molestos por un problema personal no manejen porque puede ser el desencadenante de una actitud agresiva combinada con otros factores.
Y, si como conductor prudente, detecta a uno violento, trate de alejarse y no entrar en las incitaciones que éste propone con su actitud.
Es importante empezar con campañas de concientización desde temprano como los cursos de educación vial en los colegios, para trabajar desde temprana edad la tolerancia como valor fundamental a la hora del manejo. Los más jóvenes siempre imitan los ejemplos; por esto, si manejamos prudentemente, estamos educando. • EqUIPo DE LA ESCUELA DE CoNDUCCIóN DEL AUToMóVIL CLUB ARGENTINo JUAN MANUEL FANGIo. lEgAlEs y cobErTurAs Según en qué circunstancia se de la agresión, se puede incurrir en un delito de naturaleza simple (no culposa), por lo que no estaría encuadrado dentro de un siniestro vial. Pero si la agresión surge de un siniestro vial, se deberán separar los dos temas: la tramitación del siniestro vial con la compañía propia o del tercero y las lesiones como un delito.
Las aseguradoras solo responden por aquellos daños que la unidad asegurada pudo haber ocasionado a un tercero, ya sean lesiones o daños materiales. Aquellos que fueran consecuencia del accionar personal del asegurado por su agresión física a personas o cosas, no están contemplados en la cobertura de seguro.
El agresor es plenamente responsable por los perjuicios causados, debiendo responder penal y civilmente por su actitud; la sanción estará relacionada con la magnitud y naturaleza del daño.
Debe convocarse inmediatamente a la autoridad policial para que cese la agresión y, si se puede, registrar con fotos, filmaciones (edificios, seguridad de los municipios, transeúntes) y/o testigos del hecho.
El Código Penal considera delito “conducir con temeridad manifiesta” y está penado con el retiro de la licencia y hasta con penas de prisión e importantes multas.
cómo EviTAr A los violEnTos no provoque Ya sea encerrando al sobrepasar, circulando más despacio por el carril izquierdo, pegándose atrás de un vehículo o haciendo gestos obscenos.
no se enganche Evite enojarse con ellos, no le de trascendencia.
Cierre las ventanillas.
no responda a una provocación No lo provoque con la mirada. Si lo siguen o intenta comenzar una pelea, pida ayuda: deténgase en un sitio con gente. No entre en contacto físico.
no lo tome como algo personal Esté sereno, el otro puede tener un problema serio, que lo motiva a esa acción.
Fuente La Nacion
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