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Con las clases volvió el caos vehicular a las escuelas y se multiplican las quejas

Cuadras enteras de autos estacionados en doble fila, espacios reservados al transporte escolar ocupados por particulares, ánimos alterados.

El paisaje de las escuelas en horas pico es caótico y nadie le encuentra solución

Ir a buscar a su hijo al colegio podría ser una tarea más descansada y más rápida para Esteban (36), pero lo cierto es que representa un dolor de cabeza cotidiano: “es un desastre. Todos los días implica no encontrar dónde estacionar y dar vueltas 20 minutos entre decenas de autos que tratan de avanzar en una calle repleta de coches en doble fila y otros que tratan de abrirse camino como pueden”. Para Natalia López, que trabaja al volante de un transporte escolar, “todos los días son una lucha. Llegamos al espacio reservado para los transportes, que está debidamente señalizado y nos encontramos autos particulares estacionados. Nadie respeta nada. Y si les decís algo se enojan. Te obligan a parar en doble fila o a dar vueltas hasta encontrar dónde meterte. La verdad es que es un desastre y es muy desgastante”. Sofía (36) vive los mismos problemas desde el lugar del peatón: “me ha tocado salir con dos nenes del colegio, cargando mochilas y útiles y da miedo meterte en esa tierra de nadie que es el tránsito en la puerta de las escuelas. Hay autos en doble fila por todos lados y otros que hasta se suben a la vereda. Para el peatón es un peligro”, dice. Entre bocinazos, autos estacionados en doble fila por cuadras enteras y ánimos alterados, el horario de entrada y salida de las escuelas es un momento caótico en el que el estrés alcanza picos difíciles de igualar en otras horas del día. Y a pesar de la decisión de la Municipalidad de ponerle un límite al problema este año mediante un cuerpo de 500 inspectores abocados a ponerle orden a la salida de escuelas y colegios, con el regreso de las clases se reinstaló el caos en las inmediaciones de las instituciones educativas. Una recorrida por el centro el último viernes, mostraba cuadras enteras de autos en doble fila en las inmediaciones del Normal 3 , del Sagrado Corazón, en cercanias del colegio San Luis, de la escuela Anexa, de la escuela Virgen del Valle, la Escuela Italiana y el Albert Thomas, entre otros puntos críticos. En medio del caótico paisaje se podían ver autos estacionados en doble fila, padres e hijos cruzando la calle como podían entre un mar de vehículos y transportes escolares que no tenían donde estacionar porque los espacios reservados para ese fin estaban ocupados por autos particulares. “No se cuál es la solución para este lío, pero para no quedar atrapado acá lo único que se me ocurre es estudiar bien los horarios y no pasar por cerca de ningún colegio en las horas pico de entrada y salida”, decía el jueves Antonio (32) un repartidor que entregaba mercadería en un negocio cercano a la Escuela Italiana minutos después de la salida de los chicos. Para Natalia López, desde su transporte escolar, la clave para que las cosas cambien es una mezcla de mayor control y mayor respeto. “Los autos particulares no tienen que hacer lo que quieren y tiene que haber más inspectores para controlar”, le decía el viernes al mediodía a este diario. Lo cierto es que el comienzo de las clases, el clásico problema, volvió a mostrar que está plenamente vigente. Y esto a pesar de que en los últimos años se intentaron distintas soluciones para aliviar el caos vehicular típico de esos momentos.: desde las salidas “escalonada” hasta los espacios exclusivos para los transportes escolares, sin que ninguna de estas variantes hayan dado resultados contundentes. El problema dista de ser exclusivo de la Ciudad de La Plata y muchas ciudades instrumentan diferentes estrategias para tratar de ponerle freno: desde prohibir el estacionamiento frente a las escuelas, permitiendo sólo a los padres subir y bajar a sus hijos, hasta establecer el estacionamiento a 45 grados por pocos minutos o implementar un sistema de voluntarios de las propias escuelas para que colaboren agilizando el procedimiento de entrada y salida evitando que los padres se bajen de los autos. Así surge de un relevamiento realizado por este diario para saber cómo se maneja el tema en otras ciudades del país y qué soluciones implementaron algunas de ellas, como Rosario, la ciudad autónoma de Buenos Aires, Paraná, Corrientes y Tucumán. CONCIENTIZACIÓN Y MULTAS Desde la Municipalidad de La Plata se indicó que, con el inicio del presente ciclo lectivo, se establecieron operativos en la puerta de las escuelas de la Ciudad a la hora de entrada y salida de los alumnos, para los que se destacó a 500 agentes, entre inspectores y efectivos de seguridad. En estos días esos efectivos controlaron el tránsito y también concientizaron a conductores estacionados en doble fila, multando a aquellos que persistieron en esa falta. En total, se labraron 50 infracciones, según se indicó oficialmente. Los operativos apuntaron fundamentalmente a evitar la doble fila y brindar seguridad a los alumnos y padres en los horarios de ingreso y egreso. “Se dispusieron ‘corredores seguros’ en los alrededores a escuelas, lo que buscó la utilización de espacios de uso exclusivo para el estacionamiento de transportes escolares y vehículos particulares de padres que llevan a sus hijos al colegio”, explicó el secretario local de Convivencia y Control Ciudadano, Roberto Di Grazia. Según se detalló, los agentes designados para los operativos llevaron adelante un protocolo que establece -en primera instancia- concientizar a los automovilistas sobre la importancia de no estacionar en doble fila. Según ese protocolo, “se procede a alertar e instar a retirar el vehículo del lugar; mientras que –en última instancia- se labra la infracción correspondiente”. De ese modo, se calificó como “positiva” la intervención vial en la mayoría de los establecimientos, “más allá de alguna demora normal en la entrada y salida de los alumnos, propia de los primeros días de clases”. Mientras tanto, en las entradas de las escuelas hubo quienes consideraron que los inspectores eran insuficientes y quienes pidieron más responsabilidad de los propios conductores para evitar el caos vehicular. “Tiene que haber más gente de tránsito que garantice que quede libre el estacionamiento del transporte escolar y ordene un poco las cosas”, le dijo, por caso, a este diario Aanalía Garbarini, conductora de un transporte escolar. Garbarini se quejó a su vez de la actitud de muchos conductores particulares que “estacionan en el lugar reservados a los transportes escolares y si alguien les dice algo reaccionan mal. Lo mismo cuando estacionan todos en doble fila y no se puede pasar. Que esas situaciones se repitan todos los días te altera”. Otros viven la situación con cierta resignación. “Es un clásico de esta hora. ¿Cuál es la solución? Yo qué se. Que la gente respete un poco más”, decía el viernes al mediodía Abel, un taxista que esperaba que se redujera la larga fila de vehículos que trataba de avanzar en las inmediaciones de la esquina de 57 y 8. Para un comerciante de la zona cercana al colegio San Luis, “es un ratito, nada más, 20 minutos. Uno trata de no entrar ni salir del barrio justo en ese momento, porque la cosa se desordena mucho. Pero no es tanto lo que altera, porque pasa en seguida”, decía.

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