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Pocos controles e imprudencia, las razones por las que siguen las muertes en cuatriciclos

El miércoles falleció en Pinamar una turista que iba en uno de esos vehículos. Los expertos analizan las causas. La historia se repite.

Los siniestros en cuatriciclos o en UTV (vehículos todoterreno) terminan en tragedia todos los veranos. La responsabilidad suele ser compartida y, a raíz de esto, las partes involucradas se van “tirando la pelota” entre ellas. Paula Betbeder (34) es la última víctima fatal de este drama: murió la madrugada del miércoles luego de que la aplastara el UTV en el que circulaba por Pinamar como acompañante. ¿Qué hace el Estado para evitarlo? ¿Hay controles? ¿Qué se puede y qué no? Y, lo más importante, ¿por qué no logran frenar las muertes? Acá, cinco puntos claves aportados por especialistas que ayudan a entender la situación.

1. La ley, sus alcances y los controles.

La Ley Nacional de Tránsito (N° 24.449), que contempla a estos rodados, invita a las provincias y a los municipios a adherirse en forma total o parcial. “Es una complicación que sea así. Pasa con otros temas de seguridad vial, como el grado de alcoholemia permitido que varía según el lugar.

Hay que unificar criterios para evitar confusiones tanto entre los encargados de controlar como entre los usuarios”, explica a Clarín Pablo Azorin, jefe de Seguridad Vial de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) de Latinoamérica.

En 2018, a la ley se sumó una disposición, la 196, que regula el uso de cuatriciclos y UTV. Carlos Pérez, director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), explica que se prohibió la circulación de menores de 17 y que se precisó la protección que deben llevar los que utilicen estos vehículos así como la documentación y la licencia habilitante.

Además, se especificaron zonas de circulación segura. “La idea fue terminar con el vacío legal porque, si bien se hacían controles, faltaba el sustento de una norma para aplicar sanciones”, asegura Pérez. El referente de la ANSV, que da por “resuelto” este punto a pesar de que después cada municipio decide si se suma o no, señala como problema central la falta de concientización.

2. ¿Los usuarios son imprudentes? “Todo el verano trabajamos en la Costa para concientizar pero hay gente que decide exponerse igual: circular fuera de las zonas seguras y sin los elementos necesarios”, sostiene Pérez, que afirma que “nunca hubo más controles que este año”. Por último, advierte que, a pesar de ello, es difícil llegar a vigilar algunas áreas. “Nosotros vamos a la zona a pedido de los municipios. Este año, tanto Pinamar como Villa Gesell solicitaron apoyo.

Para el verano que viene queremos incorporar drones con hasta siete kilómetros de alcance”, detalla. Sobre este asunto, Azorín sostiene que “siempre está la idea de que le va a pasar a otro”. “Es un vehículo asociado a la diversión y al poder y la gente no se da cuenta del riesgo, por lo inestable que puede resultar”, agrega.

3. En terrenos privados, ¿quién es responsable? Buena parte de las “ollas”, zonas de médanos que los turistas utilizan de pista para andar en cuatriciclo o UTV, pertenecen a particulares.

Los dueños de esos terrenos aseguran que cercan sus predios y los señalizan pero que la gente rompe la protección y entra igual. Por su parte, las autoridades en todos sus ni veles señalan que la Policía no puede actuar en áreas privadas. Adentro, pasa de todo y nadie lo evita.

“El dueño del predio va a ser civilmente responsable de los accidentes que se registren en el interior. Sólo quedará exento si logra probar que agotó las medidas de prevención necesarias para que no ocurriera”, explica el abogado Eduardo Gerome.

Destaca la importancia de que los propietarios coloquen una “barrera eficaz”. La Policía, sigue Gerome, “debería garantizar un control adecuado para evitar que los turistas ingresen a esas zonas, teniendo en cuenta los graves siniestros que luego se convierten en noticia”, remarca.

4. Prohibirlos no es una opción: la actividad mueve mucho dinero y es parte del atractivo del destino. Los UTV no se alquilan. Comprar uno cuesta entre 15 y 50 mil dólares. Franco Botto Lacoste, dueño de una agencia de venta y guardería de UTV de Pinamar dice que, durante la temporada, circulan unos 35 mil vehículos todoterreno por Pinamar y Costa Esmeralda, complejo que pertenece al Partido de la Costa. “El 80% de los turistas de entre 35 y 55 años viajan a la zona en busca de un UTV”, afirma.

Los cuatriciclos son otros 15 mil en verano. “Casi todos son propios aunque existe la posibilidad de alquilarlos a $ 1.000 la hora. Uno nuevo se consigue entre 5.000 y 15 mil dólares”, aporta Botto Lacoste. El costo de la guardería para estos vehículos es de entre 15 y 20 mil pesos al año.

5. Ocho de cada 10 personas no conocen la regulación para usarlos. La falta de información es otra dificultad.

Según una encuesta nacional realizada por el Observatorio Vial de Cecaitra, que es la cámara que agrupa a las empresas productoras de software vial, el 36% de las personas no sabe si existe algún tipo de regulación sobre los cuatriciclos. Otro 45% asegura tener idea de que existe pero no conocerla en detalle. Por último, apenas dos de cada 10 (19%) dicen estar al tanto del marco legal. 

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