Los pibes rodean el chasis, elevado sobre una tarima, que se va cubriendo por un material de colores fusionados. Difícil de imaginar que fueron antes bolsas de alimentos de supermercados.
Uno de los espacios de la escuela Ipet 76 de Villa Rumipal, Córdoba, se transformó, en los últimos meses, en un taller de trabajo real. 24 estudiantes de 4° a 7° año trabajaron, hasta los días feriados, en la confección de un automóvil eléctrico.
El objetivo: participar del Desafío YPF, con proyectos de autos eléctricos de emisión cero.
En esa carrera, largaron 94 colegios técnicos de todo el país. De Córdoba hay ocho.
Los chicos cuentan que se dividieron en diferentes sectores: diseño, carrocería y energía. Recibieron un manual de instrucciones, con algunas especificaciones que debían respetar, como largo, peso y dimensiones, y de elementos para armar el motor. El resto corrió por la creatividad de los estudiantes.
“Para la carrocería tiramos ideas, partimos de la base de la figura del ser humano y llegamos a la idea de que sea un tiburón. Fue un desafío aprender muchas cosas que no sabíamos”, cuenta Germán Thybusch (17).
Los recursos limitados del colegio –afirman– motivaron la búsqueda de una solución diferente a la costosa fibra de vidrio para la carrocería. “Propusimos la idea de hacer paneles de plástico con bolsas recicladas”, agrega Olaf Albrecht (19). No sólo encontraron una alternativa económica, sino que también lograron aportar al cuidado del ambiente.
“Las cortamos en pedacitos, las calentamos con una pistola de calor en una caja y, precompactadas, las pasamos al molde. Allí se derriten y le damos presión con una prensa hidráulica, con el espesor que necesitamos”, detallan sobre su “ecochasis”.
Orgullosos, aseguran que lograron un producto homogéneo y que sus planchas resultaron incluso más resistentes a los golpes que otros productos que se venden en el mercado. Nuevamente con calor, moldearon las planchas con las curvas necesarias para adaptarlas al prototipo. El diseño permite que el chasis sea visible junto con la carrocería.
El motor es eléctrico, sin cambios y de 500 wats. Está preparado para desarrollar una velocidad máxima de 40 kilómetros por hora. Tiene un acelerador similar al de una motocicleta y freno a disco de bicicleta.
“No es lo mismo ver las cosas en el aula, que tener que tornear una pieza para el auto; la emoción es otra, te interesa mucho más, es otra manera de aprender muy interesante”, reconocen a coro.
Participarán, con tres pilotos y tres asistentes, de una carrera en el autódromo Gálvez, en Buenos Aires, con casi el centenar de colegios técnicos del país que compiten con proyectos.
La gente puede “dar energía” en el sitio web de Desafío Eco YPF, y ayudarlos a adelantar cinco posiciones en la largada. La carrera es el cierre del proyecto, con un tentador premio: un viaje grupal a Inglaterra.
https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/en-una-escuela-disenaron-un-auto-electrico-con-una-ecocarroceria
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