Un altísimo porcentaje de automovilistas no respetan la prioridad de los peatones. Las cifras son por demás elocuentes y surgen de las observaciones de la activa ONG Luchemos por la Vida...

que acaba de lanzar su campaña "Dale al peatón su prioridad".

Los transeúntes más jóvenes podrán acelerar el paso eventualmente para no ser arrollados, pero ¿qué ocurre con los adultos mayores, las embarazadas, madres con cochecitos o las personas con discapacidad? El desafío cotidiano está instalado y los riesgos son enormes. Confirman que la Argentina se encuentra muy lejos de ser un país seguro en términos viales. Cómo serlo con un promedio diario de 20 muertos en siniestros viales. Fue un total de 7213 familias destrozadas en 2017, que se suman a muchas otras con integrantes malheridos o con secuelas irreversibles. El último año, más de 1500 peatones perdieron la vida en calles y rutas de nuestro país: el 22% de las víctimas mortales en el tránsito. La siniestralidad vial es, además, la principal causa de muerte entre jóvenes, tanto en la Argentina como a nivel mundial.

Así como nos cuesta tanto respetar nuestras normas viales, los argentinos que tienen la posibilidad de viajar al exterior se "adaptan" rápidamente a las reglas de otros países de cultura cívica y vial más fuerte que la nuestra. Ya sea para evitar multas o para no dar la nota, increíblemente no presentamos ninguno de los peligrosos síndromes de irresponsabilidad que nos caracterizan localmente y somos capaces de cambiar y ajustar nuestros comportamientos a realidades en las que el respeto vial es la norma y no la excepción.

Esto incluye también el respeto a los límites de velocidad en zonas urbanas en los que el riesgo de que el tránsito vehicular se mezcle con peatones y ciclistas se acrecienta. Un peatón adulto corre un 10% de riesgo de morir al ser atropellado por un auto a 30km/h y tiene más de un 50% de riesgo de muerte si es atropellado a 55 km/h.

Con el considerable aumento del número de motos, son estas otro actor de peso en el escenario vial urbano. Un informe de Luchemos por la Vida consigna entre otros varios comportamientos de alto riesgo entre motociclistas que el 69% no cede el paso en las sendas peatonales y que el 51% lisa y llanamente las invade.

En tiempos del # MeToo, algunas normas de cortesía de larga vigencia entre hombres y mujeres han entrado en desuso: ceder el asiento o el paso o abrir una puerta, entre tantas otras. Habrá que ser muy claros al plantear la diferencia en estas cuestiones cuando ingresamos en el tema vial. No son comportamientos opcionales los que demandan respetar al peatón. No hablamos de amabilidad, que siempre es bienvenida. Hablamos de normas claras y expresas que regulan situaciones cotidianas que no deben quedar libradas a la buena voluntad de nadie, sino que han de ajustarse a la ley y respetarse a rajatabla cuando tantas vidas entran en juego. Como reza el eslogan de la campaña: "En la vida real, no hay marcha atrás. Dale al peatón su prioridad".