Pablo Ortiz está en el área de mantenimiento de un barrio cerrado de Córdoba. Desde Coronel Olmedo hasta casi La Calera, toma dos colectivos para llegar a su empleo y se las tiene que ingeniar para no estar ajustado a fin de mes. Piensa en volver a la moto, pese a que se recupera de un accidente que tuvo cuando iba a su trabajo. Pagar el boleto complica su economía.

Los controles de velocidad en la ciudad de Córdoba vinieron para quedarse. La gestión del intendente Ramón Mestre empezó ya a multar por excesos de velocidad a quienes superen los 40 kilómetros por hora en calles y los 60 km/h en avenidas.

El inminente desembarco de Uber en Córdoba activó no sólo el reclamo de taxistas y de remiseros: la aplicación local “Auto Ya” pidió que la Municipalidad le otorgue la correspondiente habilitación para trabajar en regla en la ciudad, y de ese modo poder competir con la app estadounidense.

El 28 de enero de 1896, Walter Arnold se convirtió en la primera persona en recibir una multa por exceso de velocidad. Ocurrió en Paddock Wood (Inglaterra). Viajaba en un Benz a 12,8 kilómetros por hora (km/h). El límite era 3,2 km/h. La multa: un chelín.

Antes de que termine el año, la ciudad de Córdoba sumará cuatro nuevos puntos de acceso al área central, merced a la terminación de tres puentes que construye el Gobierno provincial y al túnel que la Municipalidad realiza debajo de plaza España.

Cuando una idea nace con fines solidarios, tiene alta chance de llegar a destino. Más –podrá aventurarse– si se afinca en una necesidad cotidiana de una comunidad.