Afirman que les permite ahorrar tiempo y gastos; en 20 años se duplicó la venta de unidades; hay servicios orientados a este público y hasta un edificio especialmente diseñado Nicolás Gobbi tiene 42 años, una Kawasaki del 78 y un trabajo que lo hace moverse todo el tiempo entre gimnasios de la Capital y la zona norte. “La moto es otra cosa, te permite ahorrar mucho tiempo y evitar quedar trabado en el tránsito. También es económica, gasto dos litros de nafta cada dos semanas y ni siquiera pago patente”, explica. Desde que se la compró hace unos años, el auto familiar quedó relegado para llevar a los chicos al colegio o hacer compras.
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